sábado, 25 de octubre de 2014

2.4. - Errores en la definición de la conducta del depredador/maltratador



  La víctima es pura DUDA. De esta forma, cuando busca información acerca de lo que está viviendo, cualquier actitud por parte del depredador, en la que no vea similitud con la información que ha recabado, piensa que está equivocada. Expectante y analítica, cualquier conducta que ella "no haya vivido" o crea no haber vivido, es motivo suficiente para culparse aun más. Su actitud oscila entre "estoy buscando actitudes en él, que me ayuden por fin a entender que me ha maltratado y el sentimiento de duda porque "él no es así". Está intentando interpretar lo que ha vivido y está viviendo. Esa sed de información, una autoestima casi inexistente y su dependencia emocional de él, le hacen dudar constantemente.

   Y es que, las características que normalmente aparecen en algunos escritos acerca de la actitud de la persona maltratadora, no siempre coincide con la realidad o bien es escasa. Es necesario "hilar muy fino". Cada maltratador tiene una personalidad (Tema 1.3): el despótico, el irresponsable, el seductor, el generoso, el irónico, etc, etc.  o bien una mezcla de ellos. Cuando una víctima de estos abusadores llega a esta información tiene la sensación de que no va con ella.

  Observo en la mayoría de las definiciones de la conducta del depredador, cuando es hombre que, debido a su machismo,  refieren que no soporta que la mujer trabaje, que es enormemente celoso, le grita y otras conductas, sin especificar que no todos se comportan igual aunque el objetivo sea el mismo.

   Me recuerda al cuento de La Cenicienta, porque seguramente si el cuento se hubiera escrito ahora, en nuestro siglo, la madrastra no le obligaría a fregar de rodillas o limpiar de hollín la chimenea. Seguramente la Cenicienta de nuestros días, pasaría la aspiradora, limpiando también sin descanso y puede que hasta llevara puestos unos auriculares para escuchar música. Porque de lo que se trata es de EJERCER EL PODER SOBRE LA VÍCTIMA, APROVECHÁNDOSE, E IGNORANDO SUS EMOCIONES Y SENTIMIENTOS, utilizando para ello la vía de la conducta, adaptada a la personalidad de cada uno.

  Cuanto más sutil es el depredador/maltratador, más díficil es identificarle. No siempre gritan, porque gritar es una actitud "observable y fácilmente identificable", no la humillan abiertamente siempre, sino que juegan a ese "decir sin decir" que es tan desquiciante y hay maltratadores a los que sí les agrada y bastante, que sus parejas trabajen, porque así su nivel económico es mayor; también a otros les agrada que sus parejas vayan impecablemente arregladas para presumir de "su trofeo". No todos se comportan igual.

  Las conductas más fácilmente identificables suelen aparecer cuando pierden el control y lo suelen perder cuando la víctima se les escapa. Es el momento de la denuncia, porque puede ser el momento de las amenazas, y/o de los gritos, de tirar objetos, etc Con la actitud tan "silenciosa" que han  tenido hasta ahora y tan difícil de reconocer, es muy probable que los jueces y abogados sean muy cautelosos a la hora de pronunciarse, incluso el equipo médico que realiza el estudio forense.




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