miércoles, 18 de mayo de 2016

3.3 - El misterio de amar a un depredador


El amor implica protección, confianza, respeto por los gustos del otro, comunicación, caricias, ayudas al crecimiento emocional y espiritual. Consiste en compartir la vida con alegría, dialogar sobre las diferencias y preferencias, y respetar la integridad física, moral y espiritual de la persona amada. 

Las personas que aguantan una relación abusiva indefinidamente acaban perdiendo su salud física y mental, se enferman. Éstas, en situaciones abusivas pierden su autoestima, no saben protegerse ni se dan cuenta del peligro que corren. 

El abuso emocional consiste en un proceso constante en el que las ideas, sentimientos, características de personalidad y percepciones de una persona son rebajados y despreciados de forma abierta o encubierta, hasta que llega un momento en que la víctima empieza a ver estos aspectos de sí misma como gravemente dañados o incluso ausentes. Es decir, se produce una destrucción de su sentido del yo, de su identidad personal. 



El misterio de amar a un depredador puede no tener sentido desde un punto de vista social, pero sí desde un punto de vista psicológico.
Mientras que el estado psicológico en situaciones de secuestro se conoce como el "Síndrome de Estocolmo", se había observado este síndrome, muchos años antes y se encontró en estudios de otros rehenes, prisioneros o situaciones abusivas como:
·         Niños maltratados
·         Mujeres maltratadas 
·         Prisioneros de guerra
·         Miembros de sectas
·         Víctimas de incesto
·         Situaciones de secuestro criminal
·         Prisioneros de campos de concentración
·         Relaciones controladoras e intimidantes

Ese extraño vínculo emocional 
En un análisis final, el vínculo emocional con el d. es en realidad una estrategia de supervivencia para víctimas de abuso e intimidación. El síndrome de Estocolmo en situaciones de secuestro o abuso se conoce muy en nuestros tiempos, pero este síndrome también se puede encontrar en  relaciones familiares, románticas o interpersonales. El d. puede ser un marido o esposa, novia o novio, padre o madre y cualquier otro rol en el que el d. esté en una posición de control o autoridad.
Es importante entender los componentes del síndrome de Estocolmo relacionados con las relaciones abusivas y controladoras. Una vez que el síndrome se comprende, es más fácil entender por qué las víctimas apoyan, aman o incluso defienden a sus depredadores.
Cada síndrome consta de síntomas y conductas y el síndrome de Estocolmo no es una excepción. Mientras que no se ha establecido una lista definida debido a la variedad de opiniones entre los investigadores y expertos, varios de estos rasgos estarán presentes:
· Sentimientos positivos de la víctima hacia el abusador/controlador.
. Sentimientos negativos de la víctima hacia familiares, amigos, o autoridades que tratan de rescatarlos o apoyarlos en su liberación.
· Apoyo a las conductas y sentimientos del abusador.
·   Sentimientos positivos del abusador hacia la víctima.
·  Conductas de apoyo de la víctima, a veces ayudando al abusador.
.Incapacidad para llevar a cabo comportamientos que podrían ayudarla en su liberación o desapego

Se ha visto que cuatro situaciones o condiciones están presentes y sirven como base del desarrollo del síndrome de Estocolmo. Estas cuatro situaciones pueden encontrarse en casos de secuestro, abuso severo y relaciones abusivas:
·         La percepción de una amenaza a la supervivencia física o psicológica y la creencia de que el abusador llevará a cabo la amenaza.
·         La percepción de cierta amabilidad del abusador hacia la víctima.
·         Ausencia de un punto de vista diferente al del abusador.
·         La percepción de la incapacidad de escapar de la situación.

Al considerar cada situación, podemos entender cómo el síndrome de Estocolmo se desarrolla en las relaciones románticas igual que en situaciones de secuestro. Veamos cada una de las situaciones.
La percepción de una amenaza 
La percepción de una amenaza puede formarse por métodos directos, indirectos o de testigos. 

En los casos de violencia psicológica, la percepción de que la víctima va a ser abandonada es un ejemplo muy común en estos casos, ya que tiene la certeza de que no puede vivir sin él/ella. En definitiva la percepción de que la víctima va a ser castigada les hace pensar que el d, puede llevar a cabo su amenaza de manera directa, si no cumple lo que espera de ella. 
Ser testigo de violencia o amenaza a un tercero supone también una amenaza percibida. Ser testigo de un estallido violento dirigido a un objeto, a otras personas en la carretera o una tercera persona nos envían el mensaje de que podemos ser el siguiente objetivo de un acto violento.
Etc.

La percepción de gestos de amabilidad
La víctima busca evidencias de esperanza, un pequeño signo de que la situación puede mejorar. Cuando el abusador/controlador muestra a la víctima cierto grado de amabilidad, la víctima lo interpreta como un rasgo positivo del secuestrador. 
Un trato especial se interpreta no sólo como algo positivo, sino como una evidencia de que el abusador no es tan malo y puede corregir su conducta en algún momento. Los abusadores y controladores a veces son vistos de manera positiva por no abusar de su pareja en ciertas situaciones en que suele abusar verbal o físicamente de ella. Una pareja agresiva y celosa puede mostrarse intimidante y abusiva en ciertas situaciones sociales, como cuando un compañero de trabajo del sexo opuesto hace un gesto de saludo entre la multitud. Tras ver el saludo, la víctima espera el abuso verbal y cuando no sucede, interpreta de manera positiva ese "pequeño gesto de amabilidad".
Algo similar sucede con la percepción del "lado blando". A lo largo de la relación, el abusador/maltratador puede compartir información acerca de su pasado: cómo lo maltrataron, abandonaron o abusaron de él o ella. La víctima empieza a pensar que el abusador puede ser capaz de corregir su conducta o, aún peor, ver al abusador como una víctima. Puede desarrollar compasión hacia el abusador y a menudo escuchamos a la víctima con síndrome de Estocolmo defender a su abusador. Aunque puede ser cierto que el abusador/controlador tuviera una infancia difícil, mostrar compasión por su historia no produce cambios en su conducta y, de hecho, prolonga el intervalo de tiempo en que serás víctima de abusos. 
Ausencia de otra perspectiva diferente a la del abusador
En las relaciones de abuso y control, las víctimas tienen la sensación de andar siempre "con pies de plomo", temerosas de decir o hacer algo que pudiera dar lugar a una actitud hostil. Para sobrevivir, comienzan a ver el mundo desde la perspectiva del abusador. Empiezan a arreglar las cosas que podrían dar lugar a una conducta hostil de la índole que sea, actúan de modo que saben que agradarán al abusador o evitan aspectos de sus propias vidas que podrían causar un problema. Si nuestra pareja es un abusador o controlador, entonces la mayoría de nuestras acciones están basadas en nuestra percepción de la posible reacción del abusador. Empezamos a centrarnos en las necesidades, deseos y hábitos del abusador/controlador. Empieza a vivir permanentemente pendiente del criterio del d.
La adopción del punto de vista del abusador puede ser tan intensa que la víctima siente rabia hacia aquellos que intentan ayudarla o bien dar otro punto de vista. El abusador ya estaba enfadado y resentido con cualquiera que pudiera proporcionar apoyo a la víctima, y por lo general utiliza múltiples métodos y manipulación para aislar a la víctima de los demás. Cualquier contacto que la víctima tenga con personas que la apoyan es recibido con acusaciones, amenazas o en estallidos violentos.

Recordemos que la actitud del d. no siempre es tan "evidente" como en el caso de un estallido violento, pues siendo así sería mucho más fácil de identificar, para la víctima. En este blog lo que sobre todo tratamos es la sutilidad en el maltrato, la carencia de huellas, el decir sin decir, la ironía, etc; nos referimos al caos mental de la víctima que tiene su percepción dañada y no sabe interpretar lo que está viviendo, no sabe si el abusador ha dicho lo que acaba de oir o si no ha escuchado bien, si ha dado a entender....
Ese "decir sin decir" y la pasividad de las personas que pudieran estar presentes es lo que erosiona ¡¡y de qué manera!! el núcleo psíquico de la víctima, su IDENTIDAD, SU YO.

  Entonces las víctimas se alejan de sus familias, temiendo que el contacto familiar pueda provocar abuso adicional. De acuerdo con el abusador/controlador, empieza a verlos como personas que causan problemas y hay que evitar. 
En casos severos de síndrome de Estocolmo en la relación, la víctima puede tener problemas para dejar al abusador y puede pensar que la situación abusiva es culpa suya. 
Percepción de  incapacidad para escapar
Los controladores a menudo y cuando la víctima quiere escapar (que ya es un enorme paso pues significa que ya están reestructurando su percepción ¡casi nada!) recurren a amenazas extremas, como llevarse a los niños fuera de la ciudad, dejar su trabajo antes que pagar la pensión, exposición pública de temas personales de la víctima o asegurar a la víctima que nunca podrá vivir tranquila debido a su continua acoso. En casos graves, el controlador puede amenazar con llevar a cabo una acción que impida a la víctima mantenerse, como "haré que pierdas tu trabajo" o "quemaré tu coche".
 La víctima puede sentirse quemada y demasiado deprimida para marcharse. 
En las relaciones malsanas y, sobre todo, el el síndrome de Estocolmo, existe una preocupación diaria con los "problemas". Un problema es cualquier persona, grupo, situación, comentario, mirada casual o comida fría que pudiera producir un estallido emocional o abuso verbal por parte del controlador o abusador. Para sobrevivir, hay que evitar los problemas a toda costa. La víctima debe controlar las situaciones que causan problemas. Eso puede incluir evitar familiares, amigos, compañeros de trabajo, y cualquiera que pueda crear un "problema" en la relación abusiva. La víctima no odia a los amigos o familiares; sólo está evitando problemas. 
El síndrome de Estocolmo produce un vínculo malsano con el controlador o abusador. Esa es la razón por la que muchas víctimas continúan apoyando al maltratador y se muestran compasivas con alguien que ha abusado de ellas psicológica y, en ocasiones, físicamente.
Es una cuestión de inversión. A mayor inversión, mayor apego
A lo largo de la historia, la gente ha apoyado y participado en situaciones que van de abusivas a bizarras. Al empujar a otros a participar en dichas situaciones, está claro que han desarrollado sentimientos y actitudes que apoyan su participación. Un modo en que estos sentimientos y actitudes se desarrollan recibe el nombre de "disonancia cognitiva".
La disonancia cognitiva explica cómo y por qué las personas cambian sus ideas y opiniones para apoyar situaciones que no son sanas, positivas y normales. Según esta teoría, las personas tratan de reducir la información u opiniones que les hacen sentir incómodos, añadiendo nuevos pensamientos y actitudes. 
Los estudios indican que somos más leales y comprometidos con algo que es difícil, incómodo e incluso humillante. 
Las relaciones abusivas producen una gran cantidad de inversión malsana. En muchos casos tendemos a permanecer y apoyar la relación abusiva debido a nuestra inversión en ella. Varios tipos de inversiones nos mantienen en una relación inadecuada:
· Inversión emocional. Hemos invertido tantas emociones: hemos llorado tanto, nos hemos preocupado tanto, que creemos que tenemos que seguir hasta el final.
· Inversión social. ¡Tenemos nuestro orgullo! Para evitar la humillación social y situaciones sociales desagradables continuamos con la relación.
·  Inversión familiar. Si hay niños en la relación, las decisiones relacionadas con la relación se ven empañadas por la situación y necesidades de los niños.
· Inversión económica. En muchos casos, la pareja controladora y abusiva ha creado una situación financiera compleja. Muchas víctimas permanecen en la mala relación esperando una mejoría económica que hiciese su marcha más fácil.
·  Inversión en el estilo de vida. Muchas parejas controladoras o abusivas utilizan el dinero o estilo de vida como inversión. Las víctimas en esta situación no quieren perder ese estilo de vida.
·     Inversión de intimidad. A menudo invertimos intimidad emocional y sexual. Algunas víctimas han vivido una destrucción de su autoestima emocional o sexual en la relación malsana. La pareja abusiva puede amenazar con extender rumores o contar detalles íntimos o secretos. Un tipo de chantaje que utiliza la intimidad se encuentra a menudo en estas situaciones.

En muchos casos, no son sólo nuestros sentimientos por una persona los que nos mantienen en una mala relación, sino la cantidad de inversiones. Las relaciones son complejas y a menudo vemos sólo la punta del iceberg. Por este motivo, la frase más común que utiliza la víctima para defender su relación es "tú no lo entiendes".
Combinar dos situaciones malsanas
La combinación del síndrome de Estocolmo y la disonancia cognitiva da lugar a una víctima que no sólo cree que la relación es aceptable sino también que la necesita desesperadamente para su supervivencia.
La víctima piensa que se vendrá abajo psicológicamente si la relación termina. En relaciones largas, la víctima ha invertido todo en ella. Ahora la relación decide su nivel de autoestima, valía personal y salud emocional.
Por las razones descritas, la víctima piensa que familiares y amigos son una amenaza para la relación y , finalmente, para su salud personal y su existencia. Cuanto más protesten los familiares y amigos por la naturaleza abusiva de la relación, más desarrollará la víctima una disonancia cognitiva y se pondrá a la defensiva. En este punto, familiares y amigos se vuelven víctimas del individuo maltratador.
Es importante destacar que tanto el síndrome de Estocolmo como la disonancia cognitiva se desarrollan de un modo involuntario. La víctima no inventa esto a propósito. Ambos se desarrollan como un intento de existir y sobrevivir en un ambiente amenazante y controlador. A pesar de lo que podamos creer, nuestro ser querido no está en esa relación para irritarnos, avergonzarnos o llevarnos a la bebida. Lo que puede haber empezado como una relación normal, se ha convertido en una relación abusiva. Están intentando sobrevivir. Su personalidad está desarrollando los sentimientos y pensamientos necesarios para sobrevivir y disminuir el ataque emocional y físico.
Todos nosotros hemos desarrollado actitudes y emociones que nos ayudan a aceptar y sobrevivir en ciertas situaciones. Tenemos esas actitudes y emociones acerca de nuestros trabajos, comunidad y otras áreas de la vida. Cómo hemos visto a lo largo de la historia, cuanto más disfuncional sea la situación, más disfuncional es nuestra adaptación a ella para sobrevivir. La víctima se implica en un intento por sobrevivir y hacer que la relación funcione. Una vez que llega a la conclusión de que no funciona y no puede arreglarse, necesitará nuestro apoyo mientras pacientemente esperamos que tome la decisión de volver a un estilo de vida sano y positivo.
Familiares y amigos de la víctima (si es que los hay y detectan el abuso)
Cuando la familia se encuentra con un ser querido envuelto en una relación con una persona abusiva (si es que lo detecta que no siempre es el caso), la situación se vuelve emocionalmente dolorosa y socialmente difícil para la familia.
Probablemente la víctima ha tenido que elegir entre la relación o la familia. Esta elección es más difícil debido al control e intimidación que se encuentra a menudo presente en una relación de este tipo. Sabiendo que elegir la familia puede tener graves consecuencias personales y sociales, la familia siempre queda en segundo lugar. Ten en cuenta que la víctima sabe en su interior que la familia siempre la querrá y aceptará su regreso cuando suceda.
Los contactos de la familia con la víctima pueden ser recibidos con rabia y resentimiento. Esto es debido a que cada contacto puede hacer que el abusador le ataque verbal o emocionalmente. 
No pienses que el comportamiento de la víctima está en contra de la familia o amistades. Puede ser un modo de sobrevivir o de disminuir el estrés. Las víctimas pueden oponer mucha resistencia, enfadarse o volverse hostiles debido a la complejidad de su relación con el abusador. Pueden maldecir, amenazar o acusar a sus seres queridos y amigos. Esta reacción hostil defensiva es en realidad un mecanismo de autoprotección (un intento de evitar problemas).
Las víctimas pueden abrir lentamente una puerta y proporcionar información acerca de su relación o insinuar que están pensando en marcharse. Cuando esa puerta se abra, ¡no irrumpas dentro con el cuerpo de Marines tras de ti! Escucha y ofrece apoyo, como "Sabes que tu familia te apoyará en cualquier decisión que tomes en cualquier momento". Pueden estar explorando que apoyo hay disponible, pero pueden no estar preparadas todavía para hacerlo. Muchas víctimas utilizan un "plan de salida" que puede llevar meses o incluso años completar. En este punto pueden estar sólo reuniendo información.
Cada situación es diferente. La familia puede necesitar buscar asesoramiento en su comunidad. Una consulta con un profesional de la salud mental o abogado puede ser útil si la situación se vuelve legalmente complicada o si existe un peligro significativo de daño.
Como parientes o amigos de una persona envuelta en una relación abusiva, nuestra reacción normal es actuar de manera intensa. Nos enfadamos, resentimos o volvemos agresivos a veces. Pero cualquier agresión contra el abusador dará lugar a dificultades adicionales para la víctima. Intenta mantener la calma y espera una oportunidad para mostrar tu amor y apoyo cuando lo necesite.
En algunos casos, como en adolescentes o adultos jóvenes, la familia puede proporcionar algún apoyo financiero o de otro tipo. Cuando recibimos respuestas airadas a nuestras llamadas de teléfono, nuestra rabia y resentimiento nos dice que dejemos de ayudarle. He escuchado: "Si ella sigue saliendo con ese imbécil, no será en un coche que estoy pagando yo" y "Si prefiere a esa mujer antes que a su familia, ya puede salir de la universidad y ponerse a vender hamburguesas". Retirar la ayuda financiera sólo hace que sea más dependiente del abusador. Recuerda que si nos mostramos agresivos mediante amenazas, retirando la ayuda o presionando, nosotros nos convertimos en la amenaza, no el abusador/controlador. Por desgracia, cuanto más dura sea su experiencia, más intenso será su vínculo.
Si un ser querido mantiene una relación con un abusador, es difícil determinar el resultado a largo plazo. Si la relación se encuentra en la fase inicial, pueden terminar la relación por sí mismos. Si la relación ha continuado durante un año aproximadamente, pueden necesitar ayuda y un plan de salida antes de terminar la relación. El matrimonio y los hijos dificultan su salida de la situación. Cuando la víctima decide terminar la relación, es importante que vea a sus seres queridos como fuentes de apoyo, no como fuentes de presión, culpa o agresión.

¡¡Ayúdale a salir del infierno!!

Pero lamentablemente muchas víctimas se encuentran solas. No olvidemos que para ser víctima, se tienen que dar una serie de circunstancias. Una persona segura, con una buena autoestima, que ha vivido una infancia estructurada, con apoyo, cariño y aprobación y con un vínculo familiar fuerte y equilibrado, difícilmente será víctima. 


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